"La Triste Vida después de Muerto" por Álvaro Alonso


Han pasado dos años desde que vi por primera vez este filme de David Lowery. Recuerdo con vaguedad aquella solitaria, cerrada y calurosa habitación de la residencia en la que me alojaba durante la semana. Esa cama que se parecía más a una hamaca. Y ese ordenador que para los estudios era un auténtico desastre, pero para ver mis series y películas era la salvación de mi día. Fue ese contexto tan universitario y desangelado en el que me dispuse a ver esta obra de arte hecha cine que no olvidaré nunca jamás.

Pensé, como un ingenuo profesional, que era una película de miedo. En ese momento las odiaba (ahora las amo), por lo que me preparaba para sufrir. Grato error. A Ghost Stroy es un maravilloso relato sentimentalista sobre el paso del tiempo. De primeras, es difícil captar la línea por la que va a tirar, sobre todo con la escena de Rooney Mara y la tarta. Pero si usted, lector, es de esos que ven películas para pensar, pronto empezará a captar el mensaje poético escondido tras esa sábana que le pone esta película a todo su material.

Un fantasma, es por definición el alma de una persona que vaga encerrado en el mundo. Es una persona, que tuvo una vida, un amor, una casa y unos recuerdos. Lo innovador de lo que tenemos ante nuestros ojos situar el punto de vista de un alma perdida como el personaje principal. Ahora imagínense como podría ser la vida post mortem del fantasma atrapado en la casa en la que iba a empezar su vida de felicidad; el olvido gradual de la persona muerta por parte los vivos, que deriva en la pena, el dolor y la angustia de la persona que lo va a perder todo por haber muerto. Todo se acaba para él y los vivos siguen con su vida después de cierto tiempo. Ya no es nada, y de hecho se convierte en la nada.

A Ghost Story es uno de esos regalos de la era post-Malick, con ese estilo puro, lleno de originalidad y espiritualidad. Lowery crea un nuevo mundo a través de una nueva perspectiva, con una peripecia final que dejará a más de uno con cara descompuesta y que no revelaré porque respeto la filosofía del NoSpoiler. Sin embargo, no se puede pasar por alto en un comentario sobre la película; melancólico perdido (siento usar tanto esta palabra). Todo ello se conjunta con una maravillosa Banda Sonora (mitad de la película) y la cinematografía clave para representar la metáfora fantasmal.


Amor es lo que siento por esta película, por cada escena. En la que la escavadora derruye la casa. El discurso del hombre de tirantes. Los largos planos de Rooney Mara con en silencioso fantasma tras ella. Esta película muestra que muchas veces no se precisan palabras para captar sentimientos. Eso no quita, mi amor por la brillantez de los diálogos nutridos de Tarantino. Tanto las películas con muchas palabras como las que no las usan, tienen una dificultad añadida, ya que pueden caerse por el precipicio del ridículo fácilmente. Tarantino se arriesga en cada película y el 99,9% de las veces le sale a la perfección. Lowery se arriesgó en A Ghost Story, y le salió un poema precioso.



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