"Censurismo al alza" por Álvaro Alonso


En plena pandemia, el asesinato de George Floyd a manos de un policía en Minneapolis ha provocado todo un seísmo social en EEUU, que se ha extendido mundialmente y que ha enfundado en sus trajes de victimización a mucho famoso oportunista. A raíz de ello, comenzó un debate social con respecto al racismo, y el cine no quedó atrás. Películas y series fueron rápidamente visualizadas por el ojo que todo lo ve y se empezó a poner el grito en el cielo por ciertos elementos racistas o de poca diversidad. Discusión que por otra parte siempre estuvo en el acicate de twitteros y ciertos individuos de relevancia.

Entre muchas de esas bananeras discusiones, surgió como el ave fénix John Ridley, guionista de 12 años de Esclavitud y American Crime. Éste publicó un artículo en Los Angeles Times donde defendía la supresión de Lo que el viento se llevó (1936) del catálogo de HBO Max, por glorificar la esclavitud en la Guerra de Secesión en EEUU, e “ignorar sus horrores y perpetuar los estereotipos más dolorosos para las personas de color”, entre otras cosas. Les animo a echarle un vistazo previo a leer estos párrafos, porque este artículo de opinión fue la motivación para que HBO Max retirara de su plataforma la película más vista de todos los tiempos.

Destila muchos significantes tanto el comportamiento de Ridley y de la propia HBO, como el de los fervorosos defensores de la eliminación de películas por no estar adaptadas a lo políticamente correcto. Esta es la nueva moda por parte de ciertos sectores sociales; privar al espectador de interpretar las películas como la venga en gana. Y no sólo eso, dar por hecho que no tiene un espíritu crítico o capacidad de distinguir entre pasado y presente. Consideran que la interpretación del metraje tiene que venir dado por la propia película, como si fuéramos bebés al que hay que darle papillas, y no sólidos. Por ello hay que corregir la historia desde una óptica contemporánea para proteger a mentes que los censores sociales consideran inferiores. En definitiva, evitar que el cine sea cine, sino algo muy diferente con una visión única.

Miren ustedes, a mí no me gusta Marvel, por múltiples motivos; sus extravagantes agujeros de guion, su estructura cinematográfica repetitiva o su insultante forma de recurrir a las explosiones para tapar su vagueza argumental. Siempre lo he criticado y expongo mis argumentos por lo que lo hago, en mi libertad de dar una opinión sobre un tema público. Pero siempre se parte de entender que existen diferentes visiones del mundo y, sobre todo, gustos personales. Una cosa es argumentar una crítica a partir del estilo cinematográfico que agrada a una persona; y otra muy diferente es instar a cines y plataformas a que no emitan los filmes que no son de agrado de la persona de la que parte una crítica. Esto último sería promover una especie de dictadura cinematográfica en la que lo único que se le puede ofrecer a los espectadores, es lo que ciertos personajes públicos prefieran.

John Ridley puede pensar lo que quiera sobre ciertas películas o épocas. Ahora bien, obligar a, no sólo pensar de cierta manera, sino a ver lo mismo que Ridley vería si tuviera nuestro cuerpo, denota un pensamiento totalitario bastante hiriente; somos bebés a los que Ridley tiene que decir lo que está bien y lo que está mal, sin dejar ninguna posibilidad a que los individuos libres lo interpretemos como creamos oportuno.

Lo que el viento se llevó es una representación de una época horrible en la historia de los EEUU, en la que la propiedad de las personas era por lo que pivotaba la sociedad. Pero la solución no es dejarlo de lado, hacer como si los tiempos de esclavitud y su cinematografía no hubiera pasado. Progresar como sociedad es aprender de lo que se hizo en años previos (o presentes), de lo bueno, pero, ante todo, de lo malo. Privar a los individuos de tomar sus propias decisiones, gusten o no gusten, es darle la vuelta a la tortilla de forma descarada. Al fin y al cabo, ya hay suficientes presiones sociales a la hora de tomar nuestras propias decisiones, como para que encima la sociedad “buenista” dominada por famosos oportunistas controlen también lo que se nos ofrece para nuestro consumo cinematográfico.

Cuando Lo que el viento se llevó regrese al catálogo de HBO Max, se le va a poner una advertencia, de que puede ser una película que propugna el racismo o que tiene escenas que pueden interpretarse como tal. Esto rezuma más gravedad de lo que parece detrás de ese buenismo pastoso, porque establece el comienzo de un marcaje muy peligroso; HBO Max nos dice cuáles de sus películas pueden servir de ejemplo social y cuáles no. Que es lo bueno y que es lo malo.

Parece que, en la democracia occidental, facciones de la sociedad parten del enfermizo paternalismo de las dictaduras, para solucionar lo que únicamente son sus inquietudes. Ahora, este nuevo movimiento que surge es una especie de evolución de los que se asomaban a las cortinas de su ventana para vigilar y chivarse los comportamientos impuros los demás. Ahora los expansionistas de chismes, la mayoría de ellos jóvenes, tienen su entretenimiento en las redes sociales, y azuzados por célebres individuos que quieren más notoriedad, expanden una epidemia de censurismo según (algunas) reglas sociales contemporáneas.

Estamos horriblemente cerca de que el argumento de la película se ofrezca antes a estos censores y moralistas sociales que, a las propias productoras que financiarán el proyecto. ¡Por el amor de dios no! El cine nunca fue igual, ni lineal, como la historia. Plantear tan siquiera de que, si no se superan los filtros del hoy, no se puede exponer al público, supondría suprimir el cine previo a los años 80. O 90. O incluso al siglo XXI.

Lo que se hizo en el pasado en salas de cine, platós de televisión o en cualquier otro lugar, es parte también de la historia, es el principio de nuestra evolución como sociedad. Privar a las generaciones que hoy pisamos suelo, de poder juzgar con nuestros ojos los actos e interpretaciones de anteriores tiempos, no es justicia social, es censurar una parte de lo que fuimos. Y se empieza censurando este aspecto, pero no se sabe en cuál se acaba.



Comentarios

Entradas populares