"Tras las Cámaras" por Álvaro Alonso
Rompo antes de tiempo el retiro pueblerino que año tras año
establezco en julio y agosto. Tendré tiempo para escribir sobre ello, con la ya
habitual melancolía y esperanza de la llegada del siguiente. Llego de nuevo a
este rincón, con una crónica que no puedo presentar sin mencionar que carezco
de neutralidad. Con Carlos primero fue el cine, después un profundo aprecio y hoy
por hoy es una enorme admiración a su capacidad emprendedora. Hace unos pocos
años que el cocreador de este Blog se lanzó hacia la aventura y vocación como
cineasta. Comenzó con un cortometraje, continuó con un "mediometraje"
y ahora se encuentra embarcado en su tercer proyecto. Nunca he sido capaz de
dudar de que lo logrará. Es el amigo más activo y ocupado que conozco; lo que
hay que tener para ir hacia esto en medio de un doble grado, yo lo considero
heroico.
Semanas atrás Carlos me comentó que iba a grabar parte de su
tercer corto en el pueblo. Y como no iba a estar ahí en el “tras las cámaras”,
no sólo por vivir la primera experiencia personal en este sentido, sino también
como forma de expresarle el mayor apoyo posible a una de las mejores personas
que conozco. El rodaje tuvo como escenario el pueblo de Carlos, que se
encuentra a un par de cuestas del mío (somos vecinos). Parajes envidiables,
paisajes que acongojan a la vez que relajan. En las eras, a la vera de la
iglesia y el cementerio del pueblo, rodeado de un silencio que sólo rompe el
ligero viento cuando este se decide a aparecer. No hay lugar más idóneo para
ver el firmamento, las luces del pueblo se esconden y el cielo se desnuda; la
magia inigualable de estos lugares.
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Las Eras de Villamayor del Condado. |
Allá fui en el segundo día de rodaje, posteriormente a una paellada
lúgubre (por la resaca) en mi pueblo. Llegué al lugar con miedo a interrumpir.
Subiendo la carretera fui asomando la cabeza, temeroso como si de romper algo
se tratara. Sonaban las campanas, estaban grabando una escena que Carlos me
había mencionado en la fiesta de la noche anterior. Ahí vi a los tres
responsables, los dos Carlos y Pedro, recibieron a este servidor con gran
ánimo, se olía la pasión en mi camino hacia ellos. Sin dilación continuaron a
sus quehaceres. Yo me senté a la vera de un pajar, procurando observar y no
molestar en la creación del arte. En un principio tan sólo estábamos el primo
de Carlos y su novia, paulatinamente fueron acercándose más personas. Sobre
todo, para la grabación de la escena de los críos. Padres, familiares y amigos,
espectadores de la grabación de esa escena para la que era necesaria la luz del
día.
La dificultad de grabar metraje con niños es absoluta, por
momentos desesperante. Pero Carlos es implacable, se lanza a ello y se enfrenta
a lo que se pueda venir. Se le notaba, como se suele decir, en su salsa. Cómodo
como nadie ante las complicaciones, generoso y atento con los miniactores.
Un director no sólo ha de centrarse en lo que en la pantalla aparecerá, sino
también crear un clima y esfera idónea para el rodaje. Mantener los tiempos y
controlar todos los hilos que allí se presentan. Él dirigió, medió y dejo hacer
cuando vio necesario.
El otro Carlos, apellidado Calvo, persona de generosidad
absoluta, humildad envidiable y profesionalidad de pies a cabeza, es el cámara
y un productor con mucho bagaje. Tan sólo hay que pasarse por sus redes
sociales para dirimir que futuro tiene este chico. Con una orden de Carlos
(Torices), pensativo visualizaba la escena y la adaptaba a la acción en el
escenario dado. Trabajo previo con rapidez mental instantánea. Un rodaje en
estado puro.
El trabajo de Pedro es más hacia la posproducción, una de las fases
más duras y repetitivas en la creación de un producto cinematográfico.
Paciencia es la palabra que se me ocurre para ese trabajo que le tocará; una
vez grabado encajar las piezas, traspasar todo el producto audiovisual.
Tan sólo he asistido a una fracción del rodaje, mi valoración es de una mínima parte. Pero sentará bonito ver el resultado en pantalla y decir esa frase: "eh, eh, yo estaba ahí detrás". Como si este panoli con patas hubiera hecho algo productivo para ello. Sin embargo, para alguien que es Cine, Series, Cine y Series, hacer un tras las cámaras es tan emocionante como para un chavalín conocer a algún youtuber. Y esto también me lo ha dado el pueblo, otro más.
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Carlos, Carlos y Pedro durante el rodaje. |
Con cariño y aprecio, al trio de cineastas a los que deseo lo
mejor, que seguro tendrán, y al pueblo que acogió el rodaje, abarrotado de
personas tan valiosas como eternas.
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