"Aquí no hay quien viva" por Álvaro Alonso

 No minusvaloremos nunca la política española. En realidad, es la nuestra, nosotros somos ellos y ellos son nosotros. Todo lo que ahí vemos y de lo que luego procedemos a quejarnos ardorosamente es una representación de nosotros mismos. La sociedad de un país que se odia a sí mismo, unos a otros y los otros a los unos, con un afán desmedido de poder y que parece en un ansia permanente de destruirse. Eso que decía Otto Bismarck: “España es el país más fuerte del mundo, los españoles llevan siglos intentado destruirlo y no lo han conseguido”. Tal vez tuviera razón en sus años, pero hoy por hoy la tiene más aún. A pesar de todo aquí seguimos, siempre en la cuerda floja, pero existiendo. Pensarán que es algo simplista pero la mejor representación del español medio se encuentra en esa serie de principios de siglo, Aquí no hay quien viva. Será por eso por lo que diecisiete años después de su emisión, sigue en liza, nos vemos ahí.

Pedro Sánchez recibe y sonríe a la portavoz de Junts,
a la que antes menospreciaba en el Congreso.
(Fuente: ElMundo.com)
Y ahora es la amnistía. No sólo eso, es amnistía hasta para tu tía. Ellos la quieren adornar y emperifollar de manera que usted no se dé ni cuenta, expresiones vacías, inconexas y bonitas. Todo se contagia, el mundo de yupi de yoyoyolanda se ha extendido por el gobierno. Dicen que el foco transmisor ha estado la sala del consejo de ministros. No por el lugar, sino por ser el espacio de poder, donde todo político quiere sentar sus posaderas y mantenerlas sea cual sea el precio o el error, ¿o no, Irene? Que este instrumento se vaya a poner en funcionamiento tiene que ver con la convivencia como el fútbol americano con el europeo. Son sólo los propios interesados, los focos mediáticos y Zapatero los que compran esa ficción. Ha habido unas elecciones en julio, no sé si se acuerdan, con un resultado descorazonador para ambos bandos, pero sólo asumible por los zurdos: añadir al Frente al que anteriormente era el apestado por demasiado ultra, y sus exigencias. Es bastante simple de comprender. No hace falta ni ser muy espabilado.

Por otro lado, está lo del votante socialista. Escribía ayer un artículo en El Español el exministro Virgilio Zapatero, en el que afirmaba que el votante socialista del 23-J metió la papeleta creyendo en la veracidad de lo que en esa campaña se dijo. ¡Válgame! Después de seis años, tres elecciones y tres legislaturas diferentes con gobiernos de su sanchidad, ¿sus propios votantes no conocen la figura? Porque se llegó al gobierno para darle dignidad a las instituciones y se situó a un militante socialista al frente de las encuestas estatales, a una camarada para limpiar TVE y a una ministra como Fiscal General del Estado; se dijo que no se pactaría con el independentismo y se pactó; se dijo que Bildu no era un partido digno y ahora son colegazos; se dijo que no sentarían a Podemos en el Consejo de Ministros y así lo hicieron dos días después de las elecciones del 2019; se dijo que lo de los indultos era una invención de Rivera (que en paz descanse) y se dieron; se negó una modificación del código penal a dictado del reo y tararí que te vi. No continúo porque se me acaba el papel.

Puigdemont y la VP, Yolanda Díaz en el primer acto de cortejo.
(Fuente: ElConfidencial.com)

Eso de “no se podía saber”, es un argumento tramposo, tal vez una forma de autocomplacencia. Descargar la culpa de lo que se llevará a cabo. Como Felipe González, todos estos años berreando y a Alsina le reconoció que por supuesto introdujo su papeleta. Sin embargo, este es un sector de la sociedad española, uno que se siente huérfano de representación, pero que finalmente pase lo que pase siempre estarán como flotador de los suyos. Por lo que, ¿lo democrático es que estas decisiones sean refrendadas por la ciudadanía? Obviamente, Azaña lo hizo José Luis. ¿es cierto que se les ha mentido? Obviamente. ¿Se podía saber que después de asegurar que la amnistía era una línea roja, finalmente sería una traspasable? Obviamente. ¿Acaso no ha sido este el modus operandi gubernamental en todos estos años? Parece un tanto iluso aducir que esta ceguera inducida es tan sólo culpabilidad de los que mienten (cambian de opinión según el nuevo pope, ZP), lo es también de los que ignoran todos los hechos y se dejan llevar por el argumentario con un “vale, han hecho esto, pero ya no más, segurísimo”. 

No obstante, seamos indulgentes y digamos que tiene razón, hay que eximir de culpa al votante porque es algo así como un crío borrico que aún tiene que comer el brócoli haciendo el avioncito. ¿Es cierto eso? ¿El votante socialista contemporáneo no quería esto? Si algo han demostrado estas y anteriores citas electorales, es que a esa masa social le viene importando un comino todo esto por lo que se escandalizan otros. Cabe la posibilidad de que no les guste (a algunos hasta les apasiona), pero lo interpretan como el propio Sánchez lo hace, como un efecto secundario de gobernar este país. Si para ostentar el poder los míos, se necesitan a todos estos trastornados (no lo digo yo, lo piensan ellos), pues se hace y punto. Y final. Eso y todas sus consecuencias, porque hay algo más importante que todo lo que hagan los nuestros; que los de enfrente no ganen. La visión futbolística de la política, ¡mi equipo por encima de todo! ¡hasta el infinito y más allá!

Causa un poco de cansancio eso de separar la sociedad de sus representantes. Merece la pena no generalizar en un país de cuarenta y siete millones de personas en los que votan menos del 70%. Pero genera hasta pena el crédulo que suelta eso de “no, esto no es la sociedad española, ella no quiere esto, los españoles no quieren esto”. Como si de un elemento uniforme se tratara, como si fuera sólo esa señora ataviada de un mandilón y jersey remangado. El votante socialista ha acudido a las urnas en julio conociendo detalladamente lo que votaba y por mucho que el bando sea más estrecho, el PSOE ha subido en votos. En estos días nos ofrecerán encuestas en las que habrá muchos de sus votantes bramando en contra de la amnistía (de las que no dudo de su veracidad) y continuarán los del sector caoba como contrapeso necesario. Su sanchidad procederá a hacerlo, finalmente quedará tapado por todas las “menudeces” de esta legislatura y en las siguientes elecciones seguirá votando a su equipo. Pero eh, puede que la amnistía sí, pero el referéndum no, eso sí que no. ¿Ven el bucle? Esto es España, aquí no hay quien viva, pero aquí seguimos, por ahora.


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