"El teatrillo de su mesías" por Álvaro Alonso

Pedro lloró a Pedro. Tal vez porque el del cine se mimetizó en su piel. “¡Tú eres yo, y ellos, esos malnacidos, te hacen sufrir!”. Ese primitivo sentir, de si incomodan al “ese”, lo hacen por ende con el “yo”. Podría comprenderse si lo que estuviéramos tratando fuera una pandilla o cuadrilla; la defensa incondicional del prójimo, de aquella persona que se siente propia, como si de la misma estirpe se tratara. ¿Pero de un líder político? ¡Anda ya! Y se puede pensar que ya hay que ser mentecato, vacío y antiguo para confundir sentimientos con ideología. Hablamos de Almodóvar, uno de los mejores cineastas de este país, Hable con Ella, Todo Sobre mi Madre, Mujeres al Borde de un Ataque de Nervios, Volver, etc. Ha compuesto brillantemente personajes de amplio espectro, icónicos, profundos, enfermos, psicópatas, afligidos. Ha escrito tramas humanas, tan cercanas y palpables... Una persona que comprende y representa individuos diferentes y pesarosos que llegan a las entrañas del espectador. Una persona tan entendida de la sociedad y lo psicológico para el elemento cinematográfico, lo aparta para todo lo demás. Porque efectivamente, ¿qué hay de lógica en elevar a un simple politicucho con planta, a líder mesiánico? Nada, por ello lo aparta y se convierte en oveja. 
Pedro Sánchez durante su comparecencia el lunes.
(Fuente: El Periódico de España)

El Pedro cineasta también se comió la farsa, la de la carta, pero porque el sujeto quiso. No evadamos culpas en esta representación fastuosa; si este maniquí que tenemos por presidente ha llegado hasta este mismo punto, no es estrictamente por sus dotes gubernamentales o comunicativas, sino porque ha habido un apartado social que se ha tragado la mercancía averiada. Sea por interés o creerse numantinos frente a la otra “parte de España” (esto escribió Almodóvar), primero han mantenido al líder socialista y ahora lo convierten en un Paul Atreides contemporáneo. Sánchez ha adherido sus problemas personales y familiares, las revelaciones sobre los manejos de su mujer, Begoña Gómez, a los de la democracia con mayúsculas. Esta no sobrevivirá si todo ello le hace caer, esa dichosa carta era una amenaza a los suyos porque el mesías percibía demasiada tibieza en su defensa (que ya es), tanto en el partido como en su foco mediático. Así que el rebaño despertó con ímpetu, la dignidad propia ya carecía de relevancia porque qué es eso frente a la pérdida de “él”.
El fin de semana fueron los días del sometimiento completo. Porque en qué deja todo lo sucedido al partido, subyugado al dictado y capricho de una persona que se encierra y no consulta con nadie más que su Claire Underwood. Bendito federalismo. En qué lo deja cuando para convencerle de que se quedara tenían que usar los canales oficiales y gritarle a la charocracia reunida frente a Ferraz. Ni todos esos pueden fiarse de que en cualquier instante los deje tirados y sin cabeza visible. Sin embargo, han ligado plenamente su destino a ese tipo que tan sólo les escucha en la distancia y tras postrarse. Han transformado su líder político en espiritual porque éste lo ha exigido para continuar. Han vendido todo su ser, porque de ello dependía el poder.
La vicepresidenta Montero tras el Comité Federal del sábado.
(Fuente: Euronews. com)

Y qué es un mesías sino ese al que se defiende incondicionalmente, ese al que se le deja pinchar, cortar y todo lo que le venga en gana. Se define como un hombre con espíritu de dios, y en eso ha mudado Sánchez para sus acólitos tras su carta. Se ha demostrado capaz de hacer todo lo inimaginable y más, de pactar con cualquiera por seguir adelante y copar cada institución pública posible. Ha hecho de su figura un Erdogan latino, ha usado la “táctica de tapar mierda con mierda” desarrollada por Steve Bannon y ahora se propone a usar las causas que le puedan rodear para victimizarse y atacar a la justicia, como Donald Trump. Pero es el adalid izquierdista para tantos en este país, y ahora lo abalan en el siguiente paso. Sólo quedan tres, el Banco de España, el Poder Judicial y parte de los medios de comunicación. No fueron pocos de su sector mediático que en este fatigoso fin de semana le alentaban a completar la hazaña de autocracia. Y el mesías recogió el guante, como no, y el lunes resucitó para comunicarnos que se prestará a tal esfuerzo y nos “limpiará”.
Y es usted, sucio plebeyo, el que tiene que ser convencido por el líder del partido que más años ha gobernado este país, de que nos falta algo para llegar a ser llamados Su Democracia. Para que él se sienta a gusto gobernándonos tiene que adaptar este sistema al pedrismo porque, ¡así no puede ser! Desde cuando los periódicos pueden investigar y publicar informaciones que afectan a su entorno más cercano. Ni él, ni su mujer, ni sus focos, han sido capaces de desmentir las averiguaciones, pero, “¡cómo se atreven! ¡Bulos! ¡Juego sucio! Y mira el novio, hermano, padre, madre de la presidenta, eh”.
Todo era un teatrillo guionizado por el propio dirigente. Salieron a defender su democracia los cuatro militantes (y militantas) habituales y los pedrodistas, pero para el presidente fueron los idóneos para completar su obra. Para sacar pecho de que tiene el apoyo para seguir, de que le han insuflado las fuerzas para continuar gobernándonos a todos. En julio siete millones de personas depositaron su voto por él, sin embargo, a su llamada y la de zetapé sólo acudieron dos decenas de miles. Suficiente, porque era esa su pretensión; que los que comen de su pesebre se deshagan de los últimos trazos de dignidad por su persona. Un autogolpe blando para comprobar hasta donde llega su patio.
“Esto no será un punto y seguido, sino un punto y aparte”, dijo su mesías y nuestro presidente en el final natural de su obra. Incluso visitó al rey, para filtrarlo y que pareciera el final trágico para su rebaño. Todo milimétricamente preparado, todo insólito, por y para aquellos que ha ido masajeando a su gusto, aquellos para los que únicamente ostenta el poder (gobernar poco). Y lo siguiente, esa limpieza queda a su libre decisión. Así se lo han hecho entender aquellos, así lo ha interpretado él y sentados se han de quedar los demás, "los malos", porque él es el “puto amo”. No molestar pone en el cartel, no pregunte, no incomode, no publique, porque esto es suyo. Sí, y qué más.

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